Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA)

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) constituyen la tercera enfermedad crónica más frecuente entre los jóvenes. Estos afectan especialmente al sexo femenino, y aparecen, normalmente, entre los 14-25 años. Hoy en día, pueden abarcar un mayor rango de edad, pudiéndose manifestar en edades más tempranas y en adultos con mayor asiduidad; además, se manifiesta cada vez más en la población masculina.  

¿Qué es un Trastorno de la Conducta Alimentaria?

Cuando hablamos de TCA, nos referimos a un desorden en la alimentación y en sus hábitos: cambios en las cantidades, desorganización en los horarios y comportamientos que influyen en la absorción de nutrientes. Estos tipos de conducta deben mantenerse en un largo periodo de tiempo y afectar significativamente al funcionamiento de la persona, en las diferentes áreas de su vida (personal, social y laboral o educativa). 

Los TCA son un problema de salud mental grave con consecuencias a nivel físico, mental y social. 

Factores que influyen en el desarrollo de los TCA.

No existe una sola causa que influya directamente en el desarrollo de los TCA. Factores como la genética, la sociedad, la cultura y las características personales del individuo, 

Entre los factores predisponentes a sufrir un TCA, entendiendo por predisponente aquellos elementos que suponen un aumento del riesgo a sufrir una afección o enfermedad: 

  • Factores genéticos.
  • Edad.
  • Sexo femenino. 
  • Características psicológicas y personales (por ejemplo la introversión).
  • Obesidad.
  • Antecedentes de obesidad y/o TCA.
  • Problemas familiares (trastorno de adicción o del estado de ánimo en algún familiar). 

Factores precipitantes: 

  • Rupturas.
  • Divorcio/ separación reciente de los padres. 
  • Cambios corporales debido a la pubertad. 
  • Críticas al aspecto físico de la persona. 
  • Acontecimientos vitales estresantes.

¿Qué tipos de trastorno de conducta alimentaria existen? 

La Anorexia y la Bulimia Nerviosa son los dos TCA más reconocidos en el mundo. Además, existen otros como el Trastorno por Atracón y la Pica.

Anorexia Nerviosa (AN)

Se caracteriza por:

  • Restricción de la ingesta energética en relación con las necesidades, la cual conduce a un peso corporal bajo (peso inferior al mínimo normal) en relación a la edad, sexo, y el curso de su desarrollo.
  • Miedo intenso a ganar peso y conductas que interfieren en esa posibilidad.
  • Alteración en la percepción de su propio peso.
  • Influencia significativa del peso o de la constitución corporal en su autoconcepto.
  • Falta de reconocimiento de la gravedad de su bajo peso corporal.

Dentro de la anorexia nerviosa encontramos dos tipos:

  1. Tipo restrictivo: La pérdida de peso se debe a la dieta, ayuno y/o ejercicio excesivo.
  2. Tipo atracones/purgativo: Episodios de atracones y purga. 

La gravedad se mide en base al Índice de Masa Corporal (IMC). 

Otros signos que podemos observar:

  • Una pérdida de peso muy grande en un corto periodo de tiempo.
  • Uso de ropa holgada.
  • Piel, uñas y pelo quebradizo y frágil.
  • Manos amarillentas. 
  • Manos y pies fríos. 
  • Lanugo (vello corporal fino y blanquecino). 
  • Lesiones inducidas por los vómitos. 

Bulimia Nerviosa (BN) 

  • Presencia de atracones (ingesta excesiva de alimentos en un corto periodo de tiempo).
  • Sensación de pérdida de control sobre lo que se ingiere.
  • Sentimiento de culpa y/o vergüenza tras los atracones.
  • Conductas compensatorias con el fin de no aumentar de peso (vómitos autoprovocados, uso de laxantes, diuréticos u otros, ayuno o ejercicio excesivo). 
  • Alteración de la imagen corporal.
  • La autoevaluación de la persona se ve indebidamente influida por la constitución y el peso.

La gravedad se mide en función del número de episodios compensatorios a la semana. 

Otros signos que podemos observar en las personas con Bulimia Nerviosa (BN): 

  • Cara hinchada o “de ardilla”, por el aumento de las glándulas parótidas. 
  • Lesiones y callos en las manos. 
  • Desgaste del esmalte y caries. 
  • Pelo y uñas quebradizas. 
  • Distensión abdominal. 
  • Debilidad muscular. 
  • Arritmias cardíacas. 

Trastorno por Atracón 

  • Periodos de ingesta excesiva en un corto periodo de tiempo (atracones). 
  • Estos ocurren cuando la persona se encuentra sola.
  • Después del atracón se manifiestan sentimientos de culpabilidad. 
  • A diferencia de la Bulimia Nerviosa, este no presenta conductas compensatorias. 
  • En este caso no hay distorsión de la imagen corporal.
  • No es tan importante la imagen y el peso corporal.

Pica 

  • Tiene lugar, sobre todo, en la infancia. 
  • Ingesta de sustancias no nutritivas durante un periodo de tiempo (tierra, madera, tizas, etc).

La Vigorexia y la Ortorexia: ¿Nuevos Trastornos de la Conducta Alimentaria?

La Vigorexia consiste en una dismorfia corporal; es decir, una alteración de cómo la persona percibe su propio cuerpo. En este caso, esa alteración se relaciona con la constitución muscular, la cual, se siente más pequeña de lo que realmente es. Para agrandar sus músculos llegan a pasar largos periodos de tiempo en el gimnasio, o haciendo otro tipo de ejercicio, de manera compulsiva. 

Esto les lleva a seguir una dieta estricta, consumir sustancias proteicas e incluso, hormonas anabolizantes. La preocupación sobre su propio cuerpo, ocupa gran parte de su vida, por lo que esta tiende a verse afectada en todos los niveles. No suelen ser conscientes de la distorsión que tienen sobre su propio cuerpo. Otras manifestaciones de la Vigorexia, son la ansiedad y  la depresión que pueden llegar a experimentar, a causa de la visión negativa que tienen de su cuerpo.

Actualmente hay muchas personas preocupadas por llevar una alimentación saludable, alejada del azúcar, de los aditivos, de alimentos transgénicos, y libres de pesticidas y herbicidas.

La Ortorexia, trata sobre una preocupación u obsesión excesiva por seguir una dieta rigurosa, saludable y repleta de productos ecológicos sin procesar. Los pensamientos sobre la dieta pueden llegar a ocupar mucha parte del día, planificando exhaustivamente lo que van a comer los días siguientes. La calidad de vida de estos sujetos disminuye, degenerando en aislamiento social y sentimientos de culpabilidad, cuando no llevan a cabo las pautas alimentarias establecidas. 

Ninguno está incluido en los manuales diagnósticos, dentro de los Trastornos de Conducta Alimentaria, pero ambos pueden llevar asociadas alteraciones en la forma de alimentación con consecuencias físicas, psicológicas, y sociales. La Vigorexia ha sido propuesta como una variante del trastorno dismórfico corporal, en la que también hay un componente obsesivo-compulsivo. Por otro lado, la preocupación central de la Ortorexia es la ingesta de alimentos de calidad, no la cantidad, ni la constitución corporal. Tampoco habría en la Ortorexia una distorsión de la imagen corporal, lo que la excluye de los TCA. 

¿Y si entendiéramos el trastorno de conducta alimentario como un síntoma y no como el problema?

Esta misma pregunta nos llevaría a explorar los orígenes, el por qué la persona acabó desarrollando un trastorno de conducta alimentaria. Si igualamos los TCA a un iceberg, en la superficie observaremos los síntomas descritos anteriormente, lo que la mayoría de los psicólogos definirían como El Problema. Sin embargo, en la parte oculta del iceberg, encontramos situaciones en las que estas personas han experimentado sentimientos de vergüenza (como por ejemplo, haber recibido críticas continuas a su aspecto físico, ya sea en la escuela o en la familia), culpa, caos en el entorno familiar, problemas de apego con sus progenitores, o experiencias de abuso psicológico, físico y/o sexual.

Sufrir una experiencia adversa en la infancia, especialmente cuando son las figuras principales de cuidado las que están implicadas, aumenta la probabilidad de sufrir un trastorno psicológico, como un TCA. Tras esas vivencias, la persona empieza a experimentar su Yo como defectuoso, no merecedor o inferior al resto, utilizando como modo de autocastigo el ayuno, las purgas y otras conductas autolesivas. En otras ocasiones, como no sintieron nunca estabilidad ni seguridad en su núcleo familiar, una de las maneras de conseguirla, es a través de la comida; en otras, la utilizan como forma de revelarse ante la imagen de hijo/a perfecto y responsable. No debemos olvidar la influencia de otros factores, pero estas experiencias pueden suponer “la gota que colma el vaso”.

Teniendo en cuenta todo esto, ampliar la mirada más allá de la etiqueta diagnóstica, las cuales pueden ser muy dañinas es, no sólo útil, sino necesario, si queremos abordar los TCA. Si no tratamos esas situaciones adversas, se quedarán dando vueltas en el interior de la persona, lo que puede desembocar en recaídas, o en otro tipo de trastorno. Los tratamientos de los TCA, no deberían sólo centrarse en conseguir que vuelvan a comer bien o en que recuperen peso, sino que deberían abordar los sentimientos negativos sobre sí mismos y los orígenes de estos. Los seres humanos no nacemos rechazándonos, ni sintiendo vergüenza de nosotros mismos o considerándonos inferiores a otros

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2 comentarios en «Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA)»

  1. Hola! Soy estudiante de psicología y estoy acostumbrado a leer artículos de este estilo y me gustaría felicitar a la autora África porque la información ha sido de las veces que más clara la he tenido y además he aprendido más de lo que en la propia clase de patología he hecho. Por ejemplo no conocía la existencia de la ortorexia. Muchas gracias por la divulgación que estáis haciendo y el curro de sintetizar así de clarito esto tan confundido en la sociedad.

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