Cada vez hay más menores con problemas de atención. Compartimos 5 tips para mejorar su rendimiento.

Hay muchos padres preocupados porque ya no saben qué hacer con sus hijos con dificultades para prestar atención, cumplir normas y con bajo rendimiento escolar. Es normal no saberlo todo sobre la infancia y tener miedo a cometer errores con los más pequeños; sin embargo, existe la manera de hallar soluciones nuevas y más eficaces, y hay muchos profesionales con los que se puede contar para obtener orientación, sin que eso signifique ser un mal padre.

¿Sabías que cada vez es más numeroso el número de menores bajo el diagnóstico de TDAH (Trastorno por déficit de atención y/o hiperactividad)?

Hace referencia a comportamientos como estar distraído, actuar con impulsividad, ser olvidadizo y tener dificultad para regular emociones. Como en gran medida se trata de un problema de comportamiento modificable, es mucho lo que el entorno puede hacer ante esta situación.

Hay muchos factores implicados en este problema (genética, estilos educativos, temperamento, el entorno…), y consideramos importante señalar que vivimos en la era de las pantallas y es muy común en nuestro país que haya niños que invierten demasiadas horas en el mundo digital.

 Si los niños están acostumbrados a estar sobreestimulados, a no esperar o a evitar el esfuerzo mental, es completamente comprensible que, a la hora de la verdad, no sepan comportarse acorde a nuestras expectativas. A los/as niños/as tenemos que enseñarles, no esperar que sepan.

La buena noticia es: ¡Pueden aprender! Podemos enseñarles a hacerlo mejor, enseñarles a no dejarse llevar por la tentación de sus distracciones y a manejar la frustración.

¿Qué se puede hacer para que un niño con estas dificultades mejore su rendimiento?

  1. ¡Que jueguen!

El TDAH se define como un fallo en las funciones ejecutivas, las encargadas de la organización, de hacer planes, seguir reglas, de tomar decisiones…

¿Sabías que estas habilidades se desarrollan de forma natural en el juego tradicional? Evitar que el juego libre y tradicional sea sustituido por tiempo de exposición a pantallas en edades tempranas, ya es una forma relevante de favorecer su desarrollo.

  1. Ayudas escolares

Los menores con estos fallos conductuales, necesitarán más constancia para desarrollar hábitos, como la organización de los materiales y planificación de las tareas. 

Empezamos preguntándonos ¿Qué es capaz de hacer de forma autónoma y que es capaz de hacer con ayuda? A partir de aquí diseñamos un plan progresivo de desarrollo de habilidades. La idea es practicar las habilidades a adquirir por encima del nivel de confort.

Queremos conseguir que poco a poco se sienta exitoso/a y capaz, para aumentar su motivación e instalar los hábitos adecuados. Será necesario un contexto de colaboración casa-escuela y propiciar situaciones en las que “pillemos al menor actuando bien. 

  1. Herramientas de la Mente

En este apartado, compartimos contigo una serie de trucos para entrenar y mejorar las funciones ejecutivas. Estas sencillas pautas han sido tomadas de trabajos de otros autores (Diamond et al.,2007; Diamond y Lee, 2011;Marino Pérez, 2018):

  • Uso de ayudas externas: Utilizar ayudas visuales (dibujos con cartulinas, señales, muñecos…), para automatizar el aprendizaje de habilidades (como esperar o escuchar al otro sin interrumpir), hasta que se pueda prescindir de ellas.
  • Regulación de la conducta de otros/as: Poniendo a los menores por parejas, uno/a ejecuta una serie de tareas, mientras el otro/a, las supervisa manteniendo la calma y sin moverse.
  • Uso del habla privada como autorregulación: Consiste simplemente en decirse a uno/a mismo/a lo que hay que hacer y en qué orden: “primero hago esto, luego aquello,etc.” Esto se debería practicar sobre actividades diversas y cambiando las reglas, para forzar al menor a actuar pensando.
  • Juego de roles: Consistirá en una actividad divertida en la que a cada niño/a se le asignará un rol (médico-enfermo/a, profesor/a-alumno/a, madre/padre-hijo/a, cocinero/a-camarero/a), y tendrán que planificar una tarea imaginaria paso por paso (curar una herida, hacer un examen, tareas del hogar, atender a un cliente). Esto les obligará a planificar una secuencia de acciones, ser más conscientes del tiempo que lleva hacer algo y desarrollar la memoria de trabajo.

Lo cierto es que, casi cualquier actividad cotidiana se puede utilizar para desarrollar, practicar e integrar funciones ejecutivas (planificación, organización, espera, memoria, autocontrol…). Siempre y cuando sea constante, consistente y adecuado al nivel del menor… ¡imaginación al poder!

  1. Intenciones de Implementación 

A veces los menores saben qué es lo que tienen que hacer pero en el momento de hacerlo, caen en distracciones y tentaciones. Los adultos lo sabemos, resistir la tentación de algunas distracciones puede ser sumamente difícil, por ello, es importante desarrollar un plan y un compromiso que cuente con:

  • Objetivo a cumplir (instrucción de la tarea)
  • Distracción de los impulsos (los ejercicios en mindfulness y de respiración son de gran utilidad).
  • Tolerar la frustración de la espera.(visualizar los beneficios que se obtendrán, por ej: más tiempo libre)
  1. Implicar a los padres/tutores.

Los padres/tutores han de aprender a enseñar los hábitos que ellos mismos esperan de los hijos. Casi cualquier actividad cotidiana se puede aprovechar para entrenar estas habilidades, el truco es ser muy constante, tener paciencia y que el aprendizaje sea gradual.

Queremos recordar, el valor del refuerzo positivo (reconocer y valorar los comportamientos que se aproximan a la meta deseada). Se debe hacer hincapié en comportamientos como:“cuánto te has esforzado”, “buen intento”, “has ordenado muy bien la mesa” y se debe evitar reforzar atributos como “que listo eres” o “qué bueno eres”, ya que cuando se enfrente a dificultades puede que aumente la frustración: “si soy listo, ¿por qué no soy capaz?”

Esperamos que os haya resultado esperanzador conocer la cantidad de cosas que se pueden hacer para mejorar ciertas habilidades de los/as niños/as. La mayoría son estrategias bastante sencillas que, tan solo, necesitan de constancia y congruencia. 

Si os encontráis con dificultades o necesitáis saber más, no dudéis en contactar con nosotros/as para orientación. 

            Perez, M. (2018): Más Aristóteles y menos Concerta, pp.162-197. Ulzama, España. Ned Ediciones.

           

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