Masturbación compulsiva en la infancia.

La masturbación hace referencia a la acción que consiste en estimular los órganos sexuales de una persona o los propios, mediante caricias u otros, para proporcionar u obtener placer sexual.

Esta es la definición de la R.A.E., aunque no siempre es debido al placer sexual en sí, también es un método de relajación y de generar bienestar. De hecho, esa sensación de bienestar es la que se obtiene al realizarla antes del despertar sexual en la adolescencia.

El comienzo de la masturbación suele tener lugar a edades muy tempranas, siendo común alrededor de los dos años de edad. Este inicio corresponde con la autoexploración del cuerpo, el niño/a, al igual que manosea todas las partes de su cuerpo, también toca su aparato reproductor.

A edades más avanzadas, ya saben diferenciar la sensación que les causan las diferentes partes del cuerpo, buscando así, de forma consciente, el bienestar, al frotar sus genitales. Lo más común es el empleo de la mano o buscar la fricción con un objeto (almohada, sofá, ducha etc.).

En este aspecto, es clave mencionar lo natural de este proceso, siendo una etapa más en el desarrollo del niño y de la salud sexual del futuro adulto. Por ello, la actitud de los/as padres y/o madres, ha de ir encaminada a normalizar, y en ningún caso, a reprimir o castigar esta conducta, ya que esto podría afectar seriamente a su relación con la sexualidad. 

Como se ha mencionado anteriormente, una de las funciones que cubre la masturbación en la infancia, es la relajación.

Los niños/as aprenden que este es un método efectivo para relajarse, por lo que, en momentos de ansiedad, recurren a él sin importarles el contexto en el que se encuentran, o las personas que tengan delante.

De hecho, un punto importante en este aspecto, es que, quizá, la situación estresante no se encuentra en el momento actual, pero al haber realizado una asociación entre la masturbación y la relajación, se convierte también en un método más, para buscar el bienestar. 

Lo común es que, tras estos primeros años de descubrimiento, quede como una anécdota más de la infancia.

Aunque en algunos casos, puede continuar en el tiempo y convertirse en un problema debido a la frecuencia con que se da, a los contextos en los que se realiza y/o a la intensidad del acto.

Para ello, la figura de control de los padres es necesaria y se aconseja seguir las siguientes indicaciones:

  1. Naturalizar el proceso:

El menor ha aprendido que esta es su manera de relajarse. Culparle o castigarle, solo acarreará una confusión en el menor, pudiendo enfadarse, llegando a asociar su sexualidad con culpa y vergüenza.  A pesar de la incomodidad que supone que el niño/a lo comience a hacer en un espacio no indicado, se ha de tratar con el respeto y cariño que se merece.

2. Explicar la diferencia entre público y privado:

En muchas ocasiones, el niño/a no entiende porque en algunos sitios puede hacerlo y en otros, no. Por eso, es conveniente explicarle que, en algunos contextos, como el baño o su cuarto, lo puede hacer, pero en otros, con gente, no se puede hacer. Esta es una ardua tarea que hay que ir reforzando continuamente para que quede claro.

3. Tener paciencia:

Al igual que en cualquier proceso de aprendizaje con tus hijos/as, es necesario una enseñanza constante,  para que el mensaje sea instaurado; de nada sirve si no se es constante en las indicaciones, puesto que, al final, se guiará por el camino más fácil.

4. Sustituir por otro método de relajación:

Al ser normalmente el único medio para gestionar la ansiedad, es necesario sustituirlo por otro más adaptativo. En este caso, hay muchos recursos que se pueden encontrar: se suele aconsejar la relajación de Koeppen  y la respiración diafragmática.

La primera, consiste en la tensión y relajación de los músculos, por lo que no se puede realizar en cualquier contexto (es similar a la relajación muscular progresiva en adultos), y la segunda, es un tipo de respiración muy efectiva para practicar en cualquier momento del día.

Ambas son muy efectivas y consiguen resultados rápidamente.

Siguiendo estos consejos, en un periodo corto de tiempo, se van a reducir en gran medida los actos de masturbación inapropiada, hasta llegar a un control de la conducta, que se mantendrá únicamente en lugares y/o contextos apropiados.

También hay que señalar que, cada niño/a es un ser individual, pudiendo ofrecer mayor resistencia al cambio, por lo que siempre es adecuado consultar con un/a profesional, para tener un tratamiento más detallado y personalizado.

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