LOS MECANISMOS DE DEFENSA

En este artículo nos vamos a adentrar en el complejo mundo de los mecanismos de defensa: una herramienta que utiliza nuestro psiquismo para protegernos del malestar psicológico, permitiéndonos afrontar la experiencia de vivir, de una manera digerible para la persona.

Tras el desarrollo del artículo encontrarás una lista con los mecanismos de defensa más habituales y algunos ejemplos para reconocerlos; es preferible que antes leas el artículo para comprender bien en qué consisten, y no caer en malinterpretaciones.

Como hemos visto en anteriores artículos, las personas venimos al mundo con la gran virtud ser capaces de protegernos de los ataques del entorno. Esta capacidad puede ser la salvación que determine nuestra supervivencia; sin embargo, si hacemos un mal uso de este poder, se puede volver en nuestra contra, y dañarnos gravemente.

Las personas no tenemos la capacidad de percibir la realidad externa tal y como ésta es, sino que hacemos uso de nuestra sensopercepción, para absorber toda la información posible del entorno, y en base a esta, poder hacernos una conjetura de cómo es el mundo, cómo somos nosotros mismos, y qué podemos esperar que ocurra. Es importante tener en cuenta que esta capacidad nos permite construir lo que llamamos el YO: experiencia interna que no tiene por qué representar la realidad tal y como es, sino la evaluación interna que hacemos de la misma. Es habitual, por ejemplo, que nuestra autoimagen diste un poco (o mucho) de lo que los demás ven cuando nos miran, puesto que cada observador evalúa desde su experiencia interna y subjetiva.

Es en este marco en el que podemos hablar de los Mecanismos de Defensa como una serie de herramientas internas que nos permiten enfrentar los ataques del mundo externo, sean estos reales, o no.

Debemos entender los Mecanismos de defensa como una experiencia esencialmente inconsciente; es decir que, normalmente, no nos damos cuenta de su influencia en nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Cuando estos mecanismos se tornan conscientes y la persona decide en qué momentos le conviene utilizarlos y en qué momentos no, pasamos a denominarlos Estrategias de Afrontamiento. 

¿Para qué sirven los mecanismos de defensa?

Los humanos somos una especie costumbrista. Nuestro psiquismo se siente cómodo cuando reconoce todos los estímulos de su alrededor. Esto nos permite alcanzar una homeostasis emocional, es decir, un equilibrio emocional, generando una zona de confort. Los mecanismos de defensa surgen con el fin de evitar el displacer que genera la rotura de este equilibrio. Este displacer puede adoptar diversas formas. Se podría decir que hay tantas formas de displacer, como formas de placer. 

Los mecanismos de defensa nos permiten alterar la conciencia, tanto de nosotros mismos, como del entorno, con el fin de evitar la ansiedad que surge al romper este equilibrio emocional, sea por el motivo que sea.

Podemos identificar 5 funciones principales de los Mecanismos de defensa:

1- Mantener los afectos dentro de límites soportables, durante una crisis vital inesperada; por ejemplo, la muerte de un ser querido.

2- Restaurar el equilibrio emocional alterado por los cambios de las fuerzas biológicas; por ejemplo, durante la pubertad.

3- Ganar tiempo para asimilar fuertes cambios de autoimagen; por ejemplo, tras operaciones quirúrgicas, lesiones graves o promociones sociales o profesionales significativas.

4- Manejar conflictos sin resolver con personas (vivas o fallecidas), que no somos capaces de resolver; por ejemplo, retomar la relación después de años sin hablar con un familiar.

5- Superar conflictos de conciencia; por ejemplo, arrepentirse profundamente de haber hecho algo.

Como todas las herramientas que nos da la naturaleza, el uso que hacemos de ellas, es el que va a determinar si afectan favorablemente o no a nuestra salud. Es cierto que algunos de los mecanismos que existen, tienen una mayor probabilidad de dañarnos que otros; sin embargo, sería un error concluir que hay mecanismos buenos o malos: todos son necesarios en distintos momentos de nuestras vidas.

Es a través de nuestra capacidad de adaptación y superación, que debemos aprender a determinar cuándo algunos de ellos se han quedado obsoletos, y debemos desecharlos o sustituirlos; cuándo gran parte de nuestro equilibrio emocional se basa en uno solo y nos hace demasiado dependientes de esta estrategia; o cuándo, de manera deliberada y natural, consideramos que uno de estos mecanismos nos sienta bien, y realmente queremos preservarlo en nuestras vidas. 

Transformar nuestros inconscientes mecanismos de defensa en conscientes estrategias de afrontamiento, nos da una mayor perspectiva de lo que nos pasa y nos hace más libres para decidir y actuar. 

Si te has quedado con alguna duda o quieres saber más, ¡escribe en los comentarios o contacta con nosotros!

A continuación, os dejamos un listado de los Mecanismos de defensa, perteneciente al Diccionario de la salud Mental (DSM-IV):

Nivel adaptativo elevado: Este nivel dentro de los mecanismos de defensa, da lugar a una óptima adaptación  

en el manejo de los acontecimientos estresantes. Estas defensas suelen maximizar la gratificación, 

y permiten tener conciencia de los sentimientos, las ideas y sus consecuencias. También promueven un óptimo equilibrio entre opciones en conflicto.  

Ejemplos de defensas en este nivel son:

  • Afiliación. 
  • Altruismo. 
  • Anticipación. 
  • Autoafirmación. 
  • Autoobservación. 
  • Sentido del humor. 
  • Sublimación. 
  • Supresión. 

Nivel de inhibiciones mentales (formación de compromiso): El mecanismo de  defensa en este nivel permite que, ideas, sentimientos, recuerdos, deseos o temores  potencialmente peligrosos, se mantengan fuera de la conciencia del individuo. Ejemplos de este, son:  

  • Abstención.
  • Aislamiento afectivo. 
  • Desplazamiento. 
  • Disociación. 
  • Formación reactiva. 
  • Intelectualización. 
  • Represión. 

Nivel menor de distorsión de las imágenes: Este nivel se caracteriza por distorsiones de la imagen de uno mismo o de los demás, que pueden ser utilizadas para regular la autoestima. Ejemplos, son:  

  • Devaluación. 
  • Idealización.  
  • Omnipotencia. 

Nivel de encubrimiento: Este nivel permite mantener situaciones de estrés, impulsos, ideas, afectos o responsabilidades desagradables o inaceptables fuera de la conciencia del  individuo, sin ser atribuidos erróneamente a causas externas. Ejemplos, son:  

  • Negación.  
  • Proyección. 
  • Racionalización.  

Nivel mayor de distorsión de las imágenes: Este nivel se caracteriza por una enorme distorsión o atribución incorrecta de las imágenes de uno mismo o de los demás. Ejemplos de este, son:  

  • Fantasía autista. 
  • Identificación proyectiva.  
  • Polarización de la propia imagen o de la de los demás. 

Nivel de acción: Este nivel se caracteriza por mecanismos de defensa que se enfrentan a  amenazas de origen interno o externo, mediante una acción o una retirada. Ejemplos de este, son:  

  • Agresión pasiva. 
  • Comportamiento impulsivo (acting out). 
  • Quejas y rechazo de ayuda.  
  • Retirada apática. 

Nivel de desequilibrio defensivo: Este nivel se caracteriza por el fracaso de la  regulación de la defensa para contener las reacciones del individuo frente a las  amenazas, lo que conduce a una marcada ruptura con la realidad objetiva.  Ejemplos, son:  

  • Distorsión psicótica. 
  • Negación psicótica. 
  • Proyección delirante.

Glosario de mecanismos de defensa y estrategias de  afrontamiento específicas 

Abstención. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o externo, empleando palabras o comportamientos con el propósito simbólico de  negar o plantear enmiendas a pensamientos, sentimientos o acciones.  

Afiliación. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen  interno o externo, acudiendo a los demás en busca de ayuda o apoyo, lo que significa  compartir los problemas, sin tratar de atribuirlos a los demás.  

Agresión pasiva. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de  origen interno o externo mostrando agresividad hacia los demás de forma indirecta y no  asertiva. Existe una máscara externa de abierta sumisión a los demás, detrás de la que en  realidad se esconde resistencia, resentimiento y hostilidad encubiertos. Los mecanismos  de agresividad pasiva suelen emerger como respuesta a las demandas de ejecución o  cumplimiento independientes, o bien a la falta de gratificación de deseos dependientes,  aunque también son una forma de respuesta adaptativa en individuos que ocupan cargos  subordinados y que no tienen otro modo de expresar su autoafirmación más  abiertamente.  

Aislamiento afectivo. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de  origen interno o externo separando las ideas de los sentimientos originalmente  asociados a ellas. El individuo se aparta del componente afectivo asociado a una idea  determinada (p. ej., acontecimiento traumático), pero se mantiene apegado a sus  elementos cognoscitivos (p. ej., detalles descriptivos).  

Altruismo. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen  interno o externo dedicándose a satisfacer las necesidades de los demás. A diferencia  del autosacrificio, a veces característico de la formación reactiva, el individuo obtiene  una gratificación bien de tipo vicariante, bien por las repuestas de los demás.  

Anticipación. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen  interno o externo experimentando reacciones emocionales antes de que ambos se  produzcan o bien anticipando sus consecuencias, posibles acontecimientos futuros, y  considerando de forma realista respuestas o soluciones alternativas.  

Autoafirmación. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de  origen interno o externo expresando directamente sus sentimientos o pensamientos de  forma no coercitiva ni manipuladora.  

Autoobservación. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de  origen interno o externo reflexionando sobre sus propios pensamientos, sentimientos,  motivaciones y comportamientos, y actuando de acuerdo con ellos.  

Comportamiento impulsivo (acting out). El individuo se enfrenta a conflictos  emocionales y amenazas de origen interno o externo a través de la acción más que a  través de reflexiones o sentimientos. Esta definición es mucho más amplia que el  concepto original, que se limita a los sentimientos o deseos transferenciales surgidos  durante las sesiones de psicoterapia, ya que pretende incluir los comportamientos que  emergen tanto dentro como fuera de la transferencia. El concepto de «acting-out  defensivo» no es sinónimo de «mal comportamiento», ya que puede probarse que se  relaciona con conflictos emocionales. 

Desplazamiento. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de  origen interno o externo reconociendo o generalizando un sentimiento o una respuesta a  un objeto hacia otro habitualmente menos importante.  

Devaluación. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen  interno o externo atribuyendo cualidades exageradamente negativas a sí mismo o a los  demás.  

Disociación. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen  interno o externo mediante una alteración temporal de las funciones de integración de la  conciencia, memoria, percepción de uno mismo o del entorno, o comportamiento  sensorial/motor.  

Fantasía autista. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de  origen interno o externo mediante fantasías excesivas que sustituyen la búsqueda de  relaciones interpersonales, la acción más eficaz o la resolución de los problemas.  

Formación reactiva. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de  origen interno o externo sustituyendo los comportamientos, los pensamientos o los  sentimientos que le resultan inaceptables por otros diametralmente opuestos (este  mecanismo de defensa suele actuar en simultaneidad con la represión).  

Idealización. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen  interno o externo atribuyendo cualidades exageradamente positivas a los demás.  

Identificación proyectiva. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o externo atribuyendo incorrectamente a los demás  sentimientos, impulsos o pensamientos propios que le resultan inaceptables. A  diferencia de la proyección simple, en este caso el individuo no repudia totalmente lo  que proyecta. Al contrario, el individuo es consciente de sus afectos o impulsos, pero  los interpreta incorrectamente al considerarlos reacciones justificables frente a otras  personas. No es raro que el individuo atribuya sus propios sentimientos a otros,  haciendo que sea difícil esclarecer quién hizo algo a quién en primer lugar.  

Intelectualización. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de  origen interno o externo generalizando o implicándose en pensamientos excesivamente  abstractos para controlar o minimizar sentimientos que le causan malestar.  

Negación. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen  interno o externo negándose a reconocer algunos aspectos dolorosos de la realidad  externa o de las experiencias subjetivas que son manifiestos para los demás. El término  negación psicótica se emplea cuando hay una total afectación de la capacidad para  captar la realidad.  

Omnipotencia. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen  interno o externo pensando o actuando como si dispusiera de poderes o capacidades  especiales y fuera superior a los demás.  

Polarización El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen  interno o externo viéndose a sí mismo o a los demás como completamente buenos o  malos, sin conseguir integrar en imágenes cohesionadas las cualidades positivas o  negativas de cada uno. Al no poder experimentar simultáneamente afectos  ambivalentes, el individuo excluye de su conciencia emocional una visión y unas  expectativas equilibradas de sí mismo y de los demás. A menudo, el individuo idealiza  y devalúa alternativamente a la misma persona o a sí mismo: otorga cualidades exclusivamente amorosas, poderosas, útiles, nutritivas y bondadosas  exclusivamente malas, odiosas, coléricas, destructivas, repelentes o inútiles.  

Proyección. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen  interno o externo atribuyendo incorrectamente a los demás sentimientos, impulsos o  pensamientos propios que le resultan inaceptables.  

Quejas y rechazo de ayuda. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o externo mediante quejas o demandas de ayuda que  esconden sentimientos encubiertos de hostilidad o resentimiento hacia los demás y que  luego se expresan en forma de rechazo a cualquier sugerencia, consejo u ofrecimiento  de ayuda. Las quejas o demandas pueden hacer referencia a síntomas físicos o  psicológicos o a problemas de la vida diaria.  

Racionalización. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de  origen interno o externo inventando sus propias explicaciones, tranquilizadoras pero  incorrectas, para encubrir las verdaderas motivaciones que rigen sus pensamientos,  acciones o sentimientos.  

Represión. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen  interno o externo expulsando de su conciencia o no dándose por enterado  cognoscitivamente de los deseos, pensamientos o experiencias que le causan malestar.  El componente afectivo puede mantenerse activo en la conciencia, desprendido de sus  ideas asociadas.  

Sentido del humor. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de  origen interno o externo haciendo hincapié en los aspectos divertidos o irónicos de los  conflictos o situaciones estresantes.  

Sublimación. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen  interno o externo canalizando sentimientos o impulsos potencialmente desadaptativos  en comportamientos socialmente aceptables (p. ej., deportes de contacto para canalizar  impulsos agresivos).  

Supresión. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen  interno o externo evitando intencionadamente pensar en problemas, deseos,  sentimientos o experiencias que le producen malestar. 

Por último, os dejo con algunos ejemplos de estos mecanismos. Desarrollado por Pallarés (2008):

  • ACTING OUT Y ACTIVISMO: La actividad para evitar los sentimientos negativos  

Por las actuaciones repentinas algunos pensaban que tenía algún problema «en el cerebro».  Resultaba desconcertante. Actuaba de forma totalmente irreflexiva, como si un resorte  interno se disparara y tuviera que realizar la acción. Una vez fue lo de los porros, cuando, de  repente, se juntó con un grupo que los consumía y en una tarde se fumó cuatro o cinco. De  vez en cuando le daba por las aventuras sexuales, pero, eso sí, con parejas un poco  especiales y con la inestabilidad y el cambio como norma. Este tipo de conductas ocurría  normalmente cuando algo no le salía bien: uno de los frecuentes disgustos con sus padres,  conflictos con los amigos, etc.  

  • AGRESIÓN PASIVA: Rebelarse con la pasividad y la ineficiencia  

La presión de su jefe le resultaba insoportable. En general, no se sometía con facilidad a las  órdenes de los superiores. Pero no se enfrentaba como otros, ni siquiera se enfadaba por las  cuestiones relacionadas con el trabajo. Incluso, a primera vista, podía dar impresión de dócil  y colaborador. Solía comenzar aceptando los planes de la dirección y sus órdenes, pero a  continuación venían las pegas, presentadas con aparente deseo de colaborar. «Que si para  esta fase del proyecto habrá que contratar a otra persona», «que si esto otro requiere más  tiempo del señalado o una inversión no prevista en el proyecto». Su trabajo era meticuloso y  se perdía en los detalles. 

  • AISLAMIENTO del AFECTO: Pensar los sentimientos para evitar sentirlos  

Algunos envidiaban su forma de ser y de reaccionar ante los contratiempos. Para la mayoría, sin  embargo, resultaba bastante frío. Parecía que nada le afectaba porque, ante cualquier situación  negativa o contratiempo, en lugar de manifestar una conmoción o alteración emocional, lo que  hacía era hablar de esa cuestión, informarse, buscar en Internet y comentar la información  encontrada como si no se refiriera a él. Cuando el infarto que sufrió hace unos meses, dedicó  bastante tiempo a buscar información sobre enfermedades coronarias y parecía que su hobby era  encontrar información sobre todo ello. Hablaba tranquilamente de los síntomas, eso sí, con  términos médicos.  

  • ALTRUISMO: Cuando ayudo a otros me siento mejor  

En diez días perdió a su esposo y a su hijo. A su marido, sin haber cumplido todavía los  cincuenta años, le diagnosticaron un cáncer de huesos y, tras año y medio de sufrimientos e  incertidumbres, estaba ya en fase terminal. Dos semanas antes de morir, su hijo de diecisiete  años, cuando volvía a casa con su motocicleta, fue arrollado por un coche que circulaba con  excesiva velocidad. Sólo sobrevivió dos días. Lloró mucho y llegó a estar cerca de la desesperación, pero no se hundió. Un par de meses después, puso sus conocimientos de dinámica de  grupos al servicio de una asociación de ayuda a personas en proceso de duelo que comenzaba a  funcionar. Se convirtió en el alma de la asociación. No podía olvidar lo que le había ocurrido, por  supuesto, pero con estas actividades se sentía mucho mejor.  

  • ANULACIÓN RETROACTIVA: Deshacer lo que se ha hecho mal  

De vez en cuando hacía cosas raras. Sus familiares y amigos consideraban extraño que de vez en  cuando sacara el bolígrafo y se limitará a hacer «clic» dos veces y, sin utilizarlo para escribir, lo  volvía a su sitio. Podía pasar inadvertido, pero el hacerlo repetidas veces y en diferentes lugares  llamaba demasiado la atención. Daba la impresión de que lo hacía de forma automática, sin  advertirlo. Una vez se le escapó mientras sacaba el bolígrafo: «Ya está otra vez el mismo  pensamiento».  

  • COMPENSACIÓN E HIPOCONDRÍA: Ser fuerte en la debilidad  

La enfermedad de Fernando no era conocida. El pediatra y el resto de los médicos que le trataron  no sabían exactamente las causas ni el tratamiento. Pero aquel año de 1955 fue importante  porque, por lo menos, cesó el peligro de muerte y le dieron el alta, tras un ingreso de cuatro años.  Quedó muy débil, pero se podía mover, aunque no jugar como los chicos de su edad. Pero a  partir de entonces, desarrolló una extraordinaria afición por la música, a la que se entregó  totalmente. Después de una brillante carrera en el conservatorio, se le pudo escuchar en los  numerosos conciertos que dio, como un virtuoso del violín.  

  • DESPLAZAMIENTO: Descargar las emociones donde resulta más fácil  

Su mujer tenía un carácter fuerte. Se enfadaba con cierta frecuencia. y, en esta situación, era  mejor callar, aguantar sus gritos y algunas frases algo molestas sin replicarle. Tenía que  contenerse y no responder, como desearía hacerlo. En casa no se le notaba, cuando esto ocurría,  pero sus alumnos advertían que de vez en cuando -coincidía con los enfados de su mujer- se  mostraba intolerante con cualquier movimiento o amago de hablar. En esas ocasiones, las  reprensiones eran muy fuertes.  

Hasta que dejó de fumar, hace cuatro meses, Susana fumaba más de 30 cigarrillos diarios. Desde  que ya no fuma se muestra favorable -y lo expresa con entusiasmo- a que se endurezcan las  normas relativas al consumo del tabaco, incluso a que se prohíba fumar en los lugares abiertos.  También es la que más protesta cuando su hermana fuma en casa y, cuando sale con sus amigos,  se queda a la puerta de los bares en los que se permite fumar. Dice con frecuencia que el tabaco  es lo peor de todo, que debería estar totalmente prohibido su consumo. Se ha convertido en una  auténtica militante de la lucha contra el tabaco. 

  • HUMOR O SENTIDO DEL HUMOR: Reír para no llorar  

Muchos no lo entendían, no comprendían su forma de reaccionar. Había sufrido recientemente  varios fracasos como para estar triste, incluso para llorar sin parar. Le dejó la novia, suspendió el  primer ejercicio de las oposiciones y el entrenador de su equipo de baloncesto decía que fallaba  mucho. Sin embargo conservaba su sentido del humor, incluso parecía que lo había aumentado.  Hacía chistes de todo, incluso de algunos de sus fracasos. No se reía de los demás, sino que daba  la impresión de que se reía un poco de sí mismo.  

  • IDEALIZACIÓN: Exaltar a otro para sentirme mejor  

Sara era semejante a sus compañeras de bachillerato en eso de entusiasmarse por un personaje  famoso, pero lo hacía con mayor intensidad. Se trataba del conocido cantante X, cuyas  fotografías estaban presentes en las paredes de su habitación, en los forros de los libros, encima  de su mesa de trabajo. Escuchaba su música a todas horas. Incluso había fundado en el instituto  un club de fans de X, del cual, por supuesto, era la presidenta. Un día se hizo público que X  había sido detenido en una operación contra el tráfico de estupefacientes. Incluso después de la  sentencia condenatoria, Sara seguía considerando inocente a X. Porque, decía, «además de ser el  que mejor canta y el más guapo, es incapaz de hacer nada malo».  

  • IDENTIFICACIÓN: Me encuentro mejor siendo como él/ella  

Se sentía mal en esa situación. Le angustiaba tener que comenzar en un ambiente nuevo, con  nuevos compañeros, profesores nuevos y unos estudios muy diferentes a los que había realizado  hasta ahora. Había un compañero que parecía más resuelto, que mostraba mucha seguridad, pero  no le resultaba del todo accesible. Uno de los profesores observó que, de forma progresiva, se iba  mimetizando con ese compañero: expresiones verbales, peinado, gustos musicales, etc. Parece  que así se sentía mejor.  

  • INTELECTUALIZACIÓN: Pensamiento abstracto para ocultar los sentimientos  

Todo lo convertía en ideas, en información. Alguien de su entorno dijo de él que tenía una gran  cabeza, pero que la mayor parte de las veces le faltaba el corazón. Rarísima vez afloraban sus  sentimientos, pues parecía que no los tenía, excepto en la relación con su hermano, mucho más  joven que él. Era muy conversador; su segunda afición, después de la lectura, era conversar. Leía  de todo, pero principalmente filosofía. Los temas más abstractos eran sus preferidos. Casi todo lo  abordaba desde esta perspectiva de la filosofía y la abstracción.  

  • NEGACIÓN: Ojos que no ven, corazón que no siente  

Fernando fuma algo más de dos paquetes de cigarrillos al día. Su mujer le recuerda este  hábito cuando tose repetidas veces, pero él dice que no hay relación entre lo que fuma y el  toser, sino que se trata de un pequeño catarro, que ya pasará. Algo parecido ocurre con el  par de güisquis y los tres o cuatro vasos de vino que toma, cada día, desde hace un par de  meses. Niega que eso sea beber, y afirma que hay otros que toman mucho que él y que  controla la situación.  

  • PROYECCIÓN: Ver la mota en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio  

Temía a los demás, pero los demás también le temían a él. Repetía con frecuencia que no se  podía fiar de los demás, porque no le dejaban pasar una -siempre estaban dispuestos a  señalar sus faltas-, y que solamente iban a lo suyo. Por eso las relaciones con los otros eran  tensas y se reducían progresivamente. Pero si se escuchaba a las personas de su entorno,  sorprendía su percepción totalmente opuesta. Ellos eran los que le temían a él.  Prácticamente todos coincidían en que era excesivamente crítico, que sólo pensaba en lo  suyo y que los demás le importaban poco.  

«Y acuérdome que, estando el negro de mi padrastro trabajando con el mozuela, como el  niño veía a mi madre y a mí blancos y a él no, huía de él, con miedo, para mi madre, y,  señalando con el dedo, decía: «¡Madre, coco!» Respondió él riendo: «¡Hideputa!»  Yo, aunque bien muchacho, noté aquella palabra de mi hermanico, y dije entre mí:  «¡Cuántos debe de haber en el mundo que huyen de otros porque no se ven a sí mismos!» (Lazarillo de Tormes, tratado primero) 

  • RACIONALIZACIÓN: Los razonamientos son el mejor escudo  

Para todo tenía respuesta o, mejor dicho, más que responder se adelantaba a explicar cualquier  acción discutible o cualquier resultado no deseado. Muchos destacaban su especial habilidad para justificar lo injustificable, pero para otros era excesiva la cantidad de explicaciones y  justificaciones que daba. Por supuesto, siempre realizaba estas justificaciones antes de que se las  pidieran; excusarse y justificarse era algo espontáneo en él. Cuando no obtuvo plaza en la  oposición, después de cuatro años de preparación, dijo que no le importaba nada, que incluso era  mejor porque así se dedicaría al ejercicio libre de la profesión y su trabajo resultaría más creativo 

  • REGRESIÓN: Volver a la seguridad de la niñez  

Hasta entonces casi siempre se había comportado más o menos normalmente. Pero cuando  recibió la noticia de que no había sido admitido en Medicina, comenzó a actuar de una forma que  llamaba la atención a los de su familia y a sus amigos. Lloriqueos, rabietas, buscaba que los  demás le dijeran que no tenía importancia, etc. Su madre estaba sorprendida y dado que las  rabietas de ahora y la continua búsqueda de su afecto le recordaban mucho a cuando era niño.  

  • REPRESIÓN: Enterrar lo desagradable  

David no recuerda nada de la primera vez que jugó al tenis, cuando tenía 11 años, en el club  del que es socio. Precisamente, en aquel partido perdió y sintió una humillación profunda  porque fueron varios amigos suyos a ver el partido. No hubo ningún golpe ni ninguna caída  que explicase la falta de recuerdo. De otros acontecimientos de su vida se acordaba  perfectamente, incluso de cuando tenía menos edad. Sus padres relacionaban este olvido con  la humillación que experimentó David aquel día.  

  • SUBLIMACIÓN: De lo pésimo a lo óptimo  

Cada vez que Carlos ve que sus empleados no hacen las cosas como él desea, en lugar de  enfadarse con ellos, dedica media hora a practicar ejercicio intenso en bicicleta estática.  Canaliza, así, su ira o enfado hacia una actividad socialmente mejor considerada y más  provechosa para la salud, como es la de practicar deporte. De niño, Carlos era muy fuerte e  iniciaba con frecuencia peleas, un tanto violentas, con sus compañeros. Poco a poco, fue  canalizando la fuerza física hacia el deporte, y ahora es capaz de controlar su tendencia a las  peleas, tanto en casa como en la empresa, con la práctica de ejercicio físico.  

  • SUPRESIÓN: Poner aparte lo que me provoca ansiedad  

A sus amigos y conocidos les parece que Juan posee una habilidad poco frecuente. No es  que siempre le salgan mal las cosas, que sea un fracasado, pero ante los contratiempos y  disgustos normales en cualquier persona, él reacciona de una manera que llama la atención.  Toma con calma el asunto, dice que hay que procurar no pensar todo el tiempo en ello y  continúa el ritmo normal de la vida. Lee un rato algo que le distrae antes de dormir y aplaza  para el día siguiente lo que le preocupa. De este modo, incluso consigue dormir bien. Sus  familiares y amigos no consideran que es frío ni insensible y lo admiran por ese estilo  personal estoico y a la vez afectuoso. 

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