“Si pudiera decirte lo que se siente, no valdría la pena bailarlo”. Isadora Duncan
La danza nos ayuda a percibir y recordar sensaciones corporales y psicofísicas, de las cuales muchas veces no tomamos conciencia, ya que nuestra sociedad prioriza en gran medida nuestras experiencias cognitivas.
Parece que solo nos acordamos del cuerpo cuando sentimos dolor o fatiga, pero a través de movimientos, mediante su frecuencia y sucesión podemos alcanzar sensaciones de placer y embriaguez muy intensas. Es necesario reivindicar la danza como arte imprescindible y destacar la vinculación de la liberación corporal con la liberación personal y social.
Hoy en día el baile sigue siendo un medio de expresión, pero también de creación, de reivindicación, de sanación y, por supuesto, de diversión. Sin embargo muchas personas no logran beneficiarse completamente del acto de bailar porque, para ello, es necesaria la superación de la vergüenza, el pudor y la represión.
Por estas razones, se considera la danza una herramienta poderosa con potencial terapéutico, y empiezan a existir terapias focalizadas en el movimiento del cuerpo. La Danza Movimiento Terapia (DMT) es una de las llamadas Terapias Creativas, junto con la Musicoterapia, Arteterapia y Dramaterapia.
Se define como el “uso psicoterapéutico del movimiento dentro de un un proceso que persigue la integración psicofísica (cuerpo-mente) del individuo”. En primer lugar, se reivindica la danza como un derecho universal, como una actividad que no se reduce solo a una estética y a un cuerpo determinados, y como una forma de rebelión contra la norma social.
La DMT está orientada a la clínica, y en estos contextos se entiende que el movimiento es un instrumento alternativo para:
- Estimular la percepción corporal.
- Desarrollar una imagen corporal real.
- Estimular el movimiento personal y auténtico.
- Desarrollar la percepción personal y hacia los demás.
- Poder analizar las emociones vividas.
- Lidiar con los conflictos intra e interpersonales.
- Establecer nuevas maneras para generar vínculos y manejar situaciones.
- Aprender a expresarse.
La Danzaterapia no busca la belleza del movimiento y no analiza la danza en sí, sino el proceso que conduce a esa danza; busca la expresión de aquello que nos bloquea en la vida cotidiana. Bailando podemos expresar nuestra ira, miedo, angustia o dolor, y una vez reconocidos estos sentimientos, podemos aceptarlos, potenciarlos o cambiarlos. La danza como instrumento introspectivo es muy útil, ya que al prestar atención al cuerpo, inevitablemente tomamos conciencia de la manifestación fisiológica de nuestras emociones, es decir, se potencia la percepción emocional.
Como es una intervención psicológica, se rige por objetivos individualizados y acompaña a la persona a comprender sus pensamientos, emociones, conductas, y a desarrollar las herramientas para gestionarlos. Este tipo de terapia puede ser útil para cualquier persona que desee crecimiento personal y la opción de analizar su estado interno. Asimismo, en el ámbito clínico se suele utilizar en:
- Psiquiatría y psicoterapia.
- Educación y pedagogía especial.
- Oncología.
- Neurología y rehabilitación.
- Enfermedades graves o secuelas de enfermedades.
Nuestro cuerpo nos brinda potencialidades que superan nuestras necesidades: aprovechemos el placer que podemos encontrar en nuestros movimientos, el despertar de los sentidos y la conexión con el ritmo de la naturaleza y la música. Todos somos una danza que todavía no hemos descubierto.